Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://shaunafyba431091.blogprodesign.com/59794516/el-cabezazo-de-zidane-y-su-impacto-cultural